Zidane se movía con la gracilidad de un bailarín. Con una maestría y sofisticación técnica, él orquestaba el juego con inspiración divina. Sus pases eran de una perfección pasmosa, como pinceladas magistrales https://haleemarrte708397.blogsumer.com/37544837/cómo-el-cabezazo-de-zidane-cambió-la-final-del-mundial-2006